Por: Ricardo Escobar
En
pleno apogeo de la pandemia del COVID -19 ocasionado por el virus SARS –Cov2, se
avizora una inevitable recesión económica a nivel mundial y en consecuencia
local, sin lugar a duda, esta coyuntura y posterior etapa de recuperación
arroja perdedores y ganadores. Aunque suene muy tentador creer teorías conspirativas
que circulan en redes sociales, éstas carecen de la rigurosidad científica y práctica
que validen estas afirmaciones, el problema es que en los últimos años, los
políticos populistas en muchos países, incluidos aquellos democráticos, han
socavado deliberadamente la confianza de la gente en la ciencia. Entre otras
cosas se ha escuchado que el virus fue creado en un laboratorio, otras teorías
afirman que es una guerra biológica y otras apuntan a que estamos viviendo la
tercera guerra mundial o incluso el propio apocalipsis. Motivo a usted querido
lector verifique sus fuentes de información pero sobre todo apele a su
capacidad de análisis y discernimiento.
La
comunidad científica ya se ha pronunciado, puesto que han descartado que un virus
de esta magnitud se haya creado en un laboratorio, como lo afirma Carolina
Cárdenas, especialista en biología molecular (Cardenas , 2020) ; “Ni los laboratorios más equipados y los
mejores científicos tienen la capacidad de predecir la especificidad de varias
cosas como para que esto ocurra. El virus SARs Cov – 2 que ocasiona el COVID-
19 tiene características tan nuevas y específicas en cuanto a la unión a la
célula humana y al éxito de su infección el cual no puede haber sido creado de
cero en un laboratorio y tampoco partiendo de un virus ya conocido como los
anteriores de la familia de coronavirus y SARs”.
Habiendo
aclarado de entrada este punto, es preciso entender las relaciones
interdependientes de los países a través de la globalización, este último
término se refiere a la integración de las economías del mundo por medio de la
reducción de barreras al movimiento de capitales, pero especialmente de los factores
de circulación[1].
Es cierto que estas medidas se ocupan sólo de los aspectos económicos de la
interdependencia global. Sin embargo, el Índice de Globalización, muestra
algunas dimensiones de esta casi hiperdependencia mundial, siendo estas; económica, tecnológica, contacto personal y, política (Daniels, Radebaugh, & Sullivan, 2013) . Aquí es donde convergen
algunos conceptos, especialmente la “aldea global” en relación a la rapidez con
que el virus se propagó a nivel mundial, ocasionado principalmente por el tercer
factor que se refiere a viajes y turismo internacional, tráfico telefónico
internacional y transferencias personales de fondos a destinos internacionales.
Conviene
revisar además, algunos acontecimientos de relevancia en la historia de la humanidad a
fin de sostener lo que actualmente estamos viviendo. Entre estos
acontecimientos destacan las grandes revoluciones de la humanidad, según lo
manifiesta el autor Harari (2014) siendo
éstas en orden sucesivo; la revolución cognitiva, agrícola, industrial y
científica. En el contexto actual, la primera y la última toman especial
relevancia, la primera dado que el ser humano es por naturaleza social y a lo
largo de la historia ya ha enfrentado varias enfermedades que han tenido como
protagonista el contagio a través del contacto personal. Por su parte en la
cuarta revolución, los científicos ya venían advirtiendo un posible brote de
virus asociados a la evolución natural, procedentes de la familia de los
coronavirus de animales como el Camello (MERs) y el actual SARS – Cov 2 que se
presume pudo haberse transmitido a partir de un murciélago y como animal
intermedio el pangolín, tal como ha ocurrido en otros coronavirus causantes de síntomas
graves (Nature.,
2020, págs. 265-269) .
Dadas
estas condiciones, el confinamiento y distanciamiento social en occidente es consecuencia
del crecimiento exponencial de la pandemia que al redactar estas líneas alcanza
a 2’546.527[2]
personas. Esto no fue transparentado y controlado por el gobierno chino a
tiempo, cuando lo advirtieron los médicos del país asiático a finales de 2019. Inmediatamente,
varios líderes políticos subestimaron el poder del brote epidemiológico tanto a
nivel sanitario como a nivel económico a tal punto que en marzo[3] la OMS declaró como
Pandemia al COVID - 19, mientras que las bolsas de valores mundiales se desplomaban
en sesiones históricas. Es decir que el descontrol se debe principalmente la
incompetencia humana más que a la ira divina u otros factores (Harari Y. , 2020) . En este escenario, los precios del petróleo ya
venían cayendo por una baja demanda y una sobre oferta mundial, en medio de plena propagación del virus, Arabia Saudita básicamente líder y dueño de la OPEP
anunció el aumento de producción para presionar a Rusia y Estados Unidos sobre
su acumulación de reservas y cuotas de producción, fue una jugada desastrosa en
el momento equivocado lo que ha llevado al precio del oro negro a mínimos
históricos desde 1998, lo que podría desencadenar en una crisis similar al gran crack de 1929. En la sesión del
20 de abril el precio del contrato de mayo del crudo WTI[4] cerraba a USD -37.89, lo
que significa que quienes tenían esos contratos debían pagar para que el crudo
físico sea almacenado. A diferencia de crisis anteriores, ahora la demanda
mundial también ha caído y la recuperación del precio parece estar lejos, se ha
visto en los mercados una tendencia lateral y se prevé que el precio recién se
estabilice en los contratos de junio, lo cual lleva a pensar en dos cosas. La
primera el posible fin de la era petrolera en vista de la decreciente demanda
y el surgimiento de energías alternativas más limpias y en segundo lugar que la
crisis para el Ecuador será aún más severa que para las demás economías.
En
medio de todo esto, China también pierde, porque ha registrado muertes, pero
sobre todo sufrirá las consecuencias de la recesión económica y el
desabastecimiento de materias primas y bienes intermedios producto de la
paralización de las cadenas globales de suministro. Actualmente, la prioridad
de los países es superar la crisis sanitaria y apostar a la recuperación
económica, lo cual vendrá acompañado de aranceles a la importación, lo que ya
se vivía con la guerra comercial entre Estados Unidos y China, con niveles históricamente
altos de barreras al comercio. Al menos en el corto y medio plazo las
compras al gigante asiático se verán limitadas por otros productos de mayor
necesidad como alimentos y dispositivos médicos para enfrentar la crisis
sanitaria.
Se
habla también de una recompra de acciones de empresas de occidente a “precios
bajos”, siendo importante mencionar que no se conoce a ciencia cierta los
tenedores de acciones de las principales empresas norteamericanas y tampoco los
acreedores de las obligaciones de las mismas. En ese sentido, aunque China pudo haber sacado partido de aquello, las acciones de las empresas norteamericanas no han
sufrido cambios significantes en sus tenedores y las pérdidas no han alcanzado
a crisis anteriores de similar magnitud.
Finalmente,
haciendo caso omiso a las advertencias de la comunidad científica y lejos del
sentido común, todos los países incluyendo China y Estados Unidos se confiaron
y subestimaron el poder de la pandemia, lo que lleva a la primera conclusión, a pesar de que el virus tuvo su origen en oriente, este es un problema mundial
y ahí es cuando el concepto de “aldea global” cobra aún más relevancia porque
reduce la humanidad a una comunidad relativamente pequeña, ultra conectada, dónde todos los países han perdido.
La
segunda conclusión es que la aldea global es cada vez más chica, por lo tanto
este punto de inflexión en la humanidad servirá como una oportunidad para
desarrollar el comercio mundial y las cadenas globales de valor a través de
alternativas disruptivas, por ejemplo con tecnologías y comportamientos, comercio
electrónico, big data, fintech, inteligencia artificial, automatización y el
blockchain.
Entre
los sectores ganadores pre y post pandemia se pueden citar por ejemplo;
supermercados y grandes cadenas de consumo, tecnologías de entretenimiento en
el hogar como Netflix, servicios de cuidados de la salud a través de medicina
en ordenador, redes sociales y software de comunicación como Zoom. Asimismo, nuevos sectores o algunos que se consolidarán; el sector
financiero a través de fintech, dinero electrónico y criptomendas como por
ejemplo el bitcoin. De hecho, en días
pasados el gigante tecnológico Facebook ha anunciado el lanzamiento de su
criptomoneda llamada “libra” para hacer frente al Bitcoin. Otros sectores como compras
automatizadas en base a perfiles del consumidor, transporte customizado similar a la oferta de Uber, revolución de la cadena de suministro y
delivery personalizado.
El
antídoto para enfrentar las crisis es la información y la cooperación oportuna de
la comunidad internacional, en este punto la pregunta no es si estos cambios
ocurrirán, sino cuán profundos serán y cuál será su impacto en la
interdependencia global, seguramente en medio de una nueva revolución de la humanidad. Como
lo afirmaba McLuhan quien empleó por primera vez el término “aldea global” “el cambio tecnológico no es inevitable si
entendemos sus componentes y sabemos cómo contenerlo y hasta apagarlo para
protegemos de él cuando sea necesario”.
Trabajos citados:
Cardenas , C. (17 de Abril de 2020). media.com.
Obtenido de 2020:
https://medium.com/@anacarfi7593/el-nuevo-sars-cov-2-fue-creado-en-un-laboratorio-ee89f220f75
Daniels, J. D., Radebaugh,
L. H., & Sullivan, D. P. (2013). Negocios Internacionales
"Ambientes y Operaciones". México: Pearson.
Harari, Y. (17 de Abril de
2020). South China Morning post. Obtenido de South China Morning post:
https://www.scmp.com/news/china/article/3077960/homo-deus-author-yuval-harari-shares-pandemic-lessons-past-and-warnings?fbclid=IwAR2b6pMEt1Gj4mpsBjSapqwL79e_tg_76eL4MLL788WYGDgTGRDbkM1H8y8
Harari, Y. N. (2014). De
animales a dioses "Breve historia de la humanidad". Bogotá:
Debate.
Nature. (2020). A new
coronavirus associated with human respiratory disease in China. Nature,
265-269.