lunes, 22 de diciembre de 2014

El YASUNI no está sobre una mina de oro el YASUNI es la mina de oro




El Parque Nacional Yasuní se extiende sobre un área de 9820 kilómetros cuadrados en las provincias de Pastaza y Orellana entre el río Napo y Curaray en plena selva amazónica ecuatoriana justo en el límite de la frontera con Perú. Ésta área es considerada la de mayor biodiversidad del planeta con un estimado de 3100 especies de flora y fauna (Ministerio Ambiente del Ecuador, 2012). En 1979 el Gobierno Nacional otorga a ésta zona la distinción de Parque nacional, luego en 1989 la UNESCO la incluye como reserva mundial de la Biosfera[1]. Finalmente, en 1999 el bloque ITT al sur fue declarado como zona intangible[2]

Este lugar alberga en el subsuelo un estimado de 920 millones de barriles de petróleo  al sur del parque comprendidos en los bloques  ITT( Ishpingo Tiputini y Tambococha).El Estado ecuatoriano a través  del actual Gobierno en 2007, lanzó la “INICIATIVA YASUNI ITT” consistente en, dejar el petróleo bajo tierra y evitar la emisión de 111 millones de toneladas de CO2 a la atmosfera a cambio de una compensación económica, equivalente aproximadamente al 33% del valor del crudo en el mercado. Bajo ésta lógica, el gobierno sacrificaba aproximadamente 720 millones de dólares en inversión anuales, cantidad extremadamente importante tomando en cuenta las necesidades de la economía ecuatoriana (Amazonía por la vida, 2008).


El 15 de agosto de 2013, el presidente Correa dió a conocer la decisión de finalizar la iniciativa “YASUNI ITT”, bajo el argumento del fracaso, en su intento de recaudar el dinero mínimo solicitado para mantener el crudo bajo tierra. Apenas el valor recaudado llegó a 13.3 millones USD, cantidad ínfima  para lo esperado (Telégrafo, 2013). 


Esta noticia causó y todavía cuasa gran cobertura social y mediática, puesto que el presidente mencionó el plan B, explotar el ITT, mencionando que la intervención afectará a menos del uno por mil del territorio de estos bloques, asegurando que la zona quedará intacta después de la explotación petrolera. En consecuencia, el 3 de octubre de 2013 la Asamblea Nacional aprobó la explotación del bloque ITT en dos polémicos debates.


La evidencia histórica demuestra que, no existe explotación sin contaminación y desastre, la realidad de aquello se muestra en la huella dejada por TEXACO en Ecuador durante el boom petrolero a finales de los años 70. British Petroleum, con tecnología de punta, ocupó menos del uno por mil del Golfo de México y ocasionó grave devastación ambiental a inicios de 2010.  Explotar el YASUNI ITT implica, la perdida automática de la mayor zona biodiversa del planeta, poner en riesgo la vida de los pueblos en aislamiento voluntario y sobre todo renunciar a un cambio de modelo neo-extractivista.

La Constitución  de 2008 en sus artículos 57, 72 y 407 garantiza la protección de los pueblos en aislamiento, otorga derechos a la naturaleza y prohíbe expresamente la explotación de recursos naturales en áreas protegidas. Resulta difícil concebir solo aquella idea de intervención.

El gobierno y su modelo no han cumplido con la  concepción fundamental de la economìa, de la gente para la gente, defendiendo las relaciones con la naturaleza y la vida. En contraste, el YASUNI siempre estuvo en los planes del gobierno y poco o nada importó la intención del colectivo Yasunidos de brindar un espacio de legitimidad en el discurso oficialista, todo fue un remolino de contradicciones, pues de la noche a la mañana no importó la constitución más verde del mundo y la campaña "Ecuador ama la vida" bajo el argumento del uno por mil.
 
Considero profundamente, que el YASUNI puede ofrecer una salida sostenible y rentable a la extracción del petróleo, a través del bioconocimiento, medicinas, fitofármacos, turismo y conocimientos tradicionales, es una alternativa de ingresos a largo plazo y actualmente de valor incalculable, que garantiza el aprovechamiento íntegro del parque. En analogía con las Fábulas de Esopo, explotar esta zona implica matar a la gallina sin antes recoger los huevos de oro.

           




[1] La UNESCO selecciona áreas por su interés científico, económico, humano, basándose en una serie de criterios que determinan si un espacio se incluye en el programa sobre el hombre y la biosfera.


[2] Ésta zona ha de ser protegida de la minería, la extracción petrolífera, la tala de árboles, la colonización o cualquier actividad que pudiera alterar la biodiversidad y la cultura etnológica de la zona.